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Posted on J febr., 2019 in Notícies

Carta al Cardenal Ricardo Blázquez Pérez

Sra. Dña. Mercè Sasot
Presidenta del Col·lectiu de Dones en l’Església per la Paritat

Eminentísimo y Reverendísimo Sr. Cardenal, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Arzobispo de Valladolid Dr. D. Ricardo Blázquez Pérez C/ San Juan de Dios, 5, 47003 Valladolid

Carta en format PDF

10. 12. 18

Estimado Sr. Presidente Blázquez:

Las declaraciones, de 23 de noviembre, del nuevo portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luís Argüello, nos hicieron reflexionar sobre la situación de la Iglesia.

Según sus declaraciones, la Iglesia tiene derecho a seleccionar a sus candidatos al sacerdocio. Sí, es cierto. Son leyes y normas que ustedes se dan a sí mismos para perpetuarse en el poder, pero que no tienen nada que ver con el Evangelio.

Llama la atención que las organizaciones que promueven el reconocimiento de la igualdad y la dignidad de todas las personas sean instituciones laicas, como la ONU. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el Artículo 1, dice:

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Teniendo presente el Evangelio de Jesús, la Iglesia debería ser la primera en suscribiresta Declaración, “haciendo efectiva la igualdad y promoviendo mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicaciónuniversales” (Preámbulo).

Vemos con preocupación que la Iglesia ni ha firmado la Declaración completa, ni está dispuesta a reconocer la dignidad de todas las personas, a no ser la de los varones.

La Iglesia no necesita “varones, varones”, no necesita clérigos para el sacerdocio, necesita servidoras y servidores del Evangelio, que vivan su vida con dignidad, que no estén aferrados al poder.

Hasta el momento, la realidad pone de manifiesto que los “varones, varones”, no garantizan un ministerio evangélico.

El Parlamento de las Religiones del mundo celebrado en Toronto, del 1 al 7 de noviembre, de este año, en su Declaración final para la Dignidad y los Derechos Humanos de las Mujeres afirma que:

“Es imposible imaginar el mundo saludable, sostenible, justo y pacífico de nuestro futuro colectivo sin la sabiduría espiritual y el liderazgo de las mujeres”

También es preocupante que la Iglesia ignore a los laicos; son fieles que creen en Cristo y son la mayoría; no se les ofrece una formación actualizada de la fe que profesamos; sólo puntualmente, se cuenta con ellos en la toma de decisiones de la Iglesia y muchos la abandonan.

En el Evangelio, Jesús nos habla de la “mejor” justicia: la misericordia. “Se dijo a los antiguos…, pero yo os digo…” (Mt 5, 1-48). Hay una nueva forma de entender. Jesús consideró ético una sola raíz y un solo motivo: el amor. Un amor a Dios, al prójimo, incluso al enemigo. Se trata siempre del amor que sirve.

Considerando los temas y las razones mencionadas, pedimos lo siguiente:

  1. La Iglesia debe firmar la Declaración completa de los Derechos Humanos, en la que se reconoce que “todas las personas tienen los derechos y libertadesproclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional osocial, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
  2. La Iglesia debe hacer efectiva esta igualdad, promoviéndola mediante la enseñanza y la educación, tal como se indica en el Preámbulo de la Declaración de Derechos Humanos.

  3. Los obispos, los presbíteros y las personas pertenecientes a la Iglesia, en sus declaraciones públicas o privadas, no denigren a las personas del colectivo LGTBI. Todos/as somos hermanos/as.

  4. La revisión y la modificación del Código de Derecho Canónico. Abrogar el canon 1024.

  5. Que los laicos, con la preparación requerida, comiencen a ejercer los ministerios: mujeres, hombres y personas LGTBI.

Estamos a su disposición para comentar cualquiera de los temas expuestos. Creemos que la Iglesia tiene que cambiar, si quiere ser fiel a Cristo y a la humanidad.

Esperamos que nuestras peticiones sean escuchadas y atendidas.

Le saludan atentamente,

Mercè Sasot
Presidenta del Col·lectiu de Dones en l’Església per la Paritat
cde@donesesglesia.cat

Ana Gimeno
ana_gimeno@hotmail.com